EL PLAN HYDROLOGICO NATIONAL ESPANOL
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Mariano
Chóliz Montañés
Dpto.
de Psicología Básica, Universidad de Valencia Resumen Nos encontramos en la sociedad de la información. Nunca antes, en toda la historia de la humanidad, los ciudadanos han tenido la posibilidad de acceder a tan abundante masa de conocimientos como ahora. Pero la información también es un instrumento de persuasión y una herramienta con la que cuenta el poder para convencer a los ciudadanos de la bondad de sus planteamientos. En este sentido, los mensajes que aparecen en los medios de comunicación no siempre son neutrales, ni la información que presentan totalmente objetiva. Es más, en muchas ocasiones los medios de comunicación son el principal medio de desinformación que sufren los ciudadanos. El PHN es uno de los proyectos principales del gobierno de la nación, sobre el que se ha vertido mucha información que a nuestro entender, en muchas ocasiones es falaz y engañosa. Una de las principales formas de inducir errores en las conclusiones es mediante los denominados paralogismos, que son razonamientos que tienen la apariencia de veraces, pero que inducen conclusiones equivocadas. En este trabajo analizaremos algunos de los más significativos. 1. Introducción En la actualidad, especialmente en las sociedades democráticas, cualquier decisión gubernamental importante, particularmente si es socialmente controvertida debe contar, si no con el consenso, sí al menos con la aquiescencia de una parte importante de la población. Y no para legitimar las propias acciones de gobierno. Desde dichas instancias ya se nos recuerda muy a menudo que por el hecho de ser nuestros representantes democráticamente elegidos, tienen autoridad legal para ejercer las acciones que consideren de interés económico, social, o político. Se trata, sencillamente de una cuestión de responsabilidad y, de alguna manera, de respeto hacia los ciudadanos que representan. No
obstante, la divulgación de la información se realiza
no sólo con el interés de que el destinatario conozca
una parte de la realidad que quiere mostrarse, sino con la intención
de influir sobre las actitudes y, eventualmente sobre la conducta de
los ciudadanos hacia los que va dirigida. Se convierte, de este modo,
en un instrumento no sólo de transmisión de conocimiento,
sino de influencia social y de ejercicio del poder, uno de cuyos objetivos
prioritarios será la persuasión de las ideas. Si se consigue
que los ciudadanos asuman la bondad de los planteamientos que se defienden,
o al menos simplemente los acepten, se previenen acciones colectivas
en contra de las actuaciones proyectadas. En este sentido, la propaganda
política resulta un instrumento esencial como técnica
de persuasión al servicio de los planteamientos de los gobiernos. El
trabajo que presentamos analiza algunas de las principales técnicas
utilizadas en la propaganda gubernamental para la defensa del actual
PHN y, más en concreto, aquéllas que mediante paralogismos
intentan convencer de la bondad de una serie de obras que, por otro
lado, están siendo contestadas por la comunidad científica,
grupos ecologistas, o amplios sectores de la población, principalmente
afectados, o agraviados por algunas de las obras. Nos centraremos en
aquéllas técnicas de persuasión que, a nuestro
juicio, de alguna manera 3. Metodología La argumentación científica es sólo una de las posibles formas de confrontar un discurso (Plantin, 2001). Existen otras formas de argumentación, por otro lado ampliamente utilizadas en la propaganda política (las falacias por ejemplo), que atentan contra los principios del método científico, especialmente el que hace referencia al hecho de que las circunstancias del enunciado intervienen en el valor de verdad del mismo (Capaldi, 2000). Una de las formas más comunes de investigar la existencia de paralogismos en la argumentación es el análisis formal del discurso. En ocasiones, los discursos utilizados para defender la bondad de los planteamientos se basan en argumentaciones falaces, que no respetan algunas de las reglas que aseguran la validez del silogismo. Se trata de un error particularmente común en el lenguaje utilizado en la propaganda (Durandin, 1982, 1993). En
nuestro trabajo analizamos algunos de los discursos argumentativos que
consideramos más representativos de entre los que se han expresado
en la defensa del PHN y, más en concreto, del trasvase del Ebro.
Han sido realizados tanto por representantes del gobierno, como por
interlocutores muy señalados, tales como periodistas y otros
agentes relevantes en la comunicación social. El resultado final
es que los ciudadanos que no tienen la posibilidad de contrastar la
información verazmente adquieren una representación de
la realidad que no Las
falacias, o paralogismos, son argumentaciones que inducen a conclusiones
falsas por el hecho de no respetar algunas de las reglas del silogismo.
Lo característico de los paralogismos es que el no-respeto de
la regla silogística no es evidente, por lo que se induce a una
conclusión errónea sin que se aprecie la falsedad de dicha
deducción. No obstante, la forma argumentativa recuerda a la
de un razonamiento válido. Se trata de argumentos psicológicamente
muy persuasivos, por el hecho de que parecen correctos, pero cuando
se los analiza con detalle se advierte que se ha producido un error
por inadvertencia de detalles relevantes, o por la forma como han sido
presentados. Puesto que las conclusiones falsas se producen por "errores"
en la deducción, se consideran menos ofensivas que lo que se
entiende habitualmente por mentira, es decir, afirmar la existencia
de algo que no existe. No obstante el efecto que se produce con las
falacias es el mismo: el engaño que sufre el receptor del mensaje. 4.1. Falacia de conclusión inatingente Se trata, probablemente, del grupo más amplio de falacias, que están presentes a su vez en otros paralogismos, tal y como veremos posteriormente. Se produce la falacia de conclusión inatingente cuando un razonamiento con el que se pretende llegar a una conclusión se utiliza para probar otra diferente. Es decir, la conclusión no se deriva lógicamente de las premisas. Este sofisma se presenta de una forma muy simple. En primer lugar se establece una premisa indiscutible o difícil de rebatir para, acto seguido, implicar la conclusión con ella, pese a que ambas no guardan relación lógica alguna. Una de las falacias más claras al respecto es la siguiente: El PHN es necesario porque España necesita una Planificación Hidrológica. Las premisas son obvias y perfectamente válidas, ya que parece poco cuestionable la conveniencia (y aún la necesidad) de establecer medidas de planificación hidrológica (y para muestra, nada mejor que este Congreso). Para justificar esta necesidad, suelen aparecer con frecuencia en los medios de comunicación los perjuicios causados por los efectos de desastres naturales (tanto lluvias torrenciales, como sequía), evidenciándose que se podían haber evitado si hubiera existido una adecuada planificación. Pero el que ésta sea necesaria no quiere decir que este Plan en concreto sea siquiera aceptable. La bondad del mismo es algo que hay que demostrar para aceptarlo como bueno. Pero estas cuestiones ya trascienden a la propia opinión pública, que acepta este Plan Hidrológico, simplemente porque se necesita algún Plan Hidrológico. 4.2. Falacias de ambigüedad Las falacias de ambigüedad son un grupo muy amplio de paralogismos que se generan cuando alguna palabra puede tener más de un significado literal y el uso de la misma a lo largo del razonamiento cambia su significado, induciendo una conclusión errónea. Uno de los errores más claros a los que se llega con la falacia de ambigüedad es la conclusión de que sobra agua del Ebro, conclusión ésta que no deja de causar estupor a la comunidad científica, por cuanto que el término de "cuenca excedentaria" es desconocido en la literatura científica. Así, atiéndase al siguiente silogismo: a) Hemos calculado la cantidad de agua necesaria para Aragón si se cumplen las obras del "Pacto del Agua" b)
Hemos retraído dicha cantidad a la que actualmente lleva el río
y sigue desembocando 5.000 hm3 de agua en el mar 4.3. Argumentum ad baculum (apelación a la fuerza)
Es
decir, la determinación de llevarlo a cabo ya está tomada.
Lo único que interesa eventualmente es convencer a determinados
grupos sociales o políticos, si bien el que se llegue a un acuerdo,
o no, no modifica la ejecución del plan. 4.4. Argumentum ad hominem. La
falacia argumentum ad hominem se comete cuando, para desacreditar una
conclusión, se apela a las características personales
(de ahí lo de hominem) del oponente, pese a que dichos atributos
no tengan que ver con la conclusión. En psicología social
experimental se ha analizado mucho este fenómeno, especialmente
en el estudio del prejuicio. Para
no caer en este discurso falaz es preciso distinguir entre tres cuestiones
diferentes en dicha pregunta: Mezclar las preguntas y justificar la bondad del PHN del Gobierno por el hecho de que el anterior del PSOE (versión Borrell) fuera un desatino (aunque realmente llegara a serlo), es aplicar con todo su rigor el argumentum ad tu quoque , que es falaz y que, por lo tanto induce a engaño. 4.5. Sofisma patético Se
trata de una falacia que apela principalmente a la emoción (pathos)
y no a la razón. La apelación a las emociones es un recurso
muy eficaz, porque en muchos casos éstas son capaces de movilizar
el comportamiento con mayor eficacia que los argumentos racionales.
Digamos que sirve para que la gente se implique en un determinado asunto
y lo haga, además, de una manera exaltada. No en vano, en psicología
se analiza la emoción como un proceso responsable tanto de la
inducción como de la intensificación del comportamiento.
La diferencia entre el recurso persuasivo denominado "apelación
a las emociones" y el sofisma patético es que, en este último
caso, la información que se presenta es falaz, por lo que resulta
muy interesante cuando se carecen de argumentos racionales para defender
los postulados. Así, mientras que la apelación a las emociones
puede ser un recurso muy útil para favorecer conductas altruistas,
por ejemplo, el sofisma patético, sin embargo, se utiliza cuando,
en ausencia de argumentos racionales o incluso éticos, se apela
a las emociones para inducir acciones de otro modo poco justificables.
Uno
de los sofismas patéticos más claros en el tema que estamos
tratando es cuando se apela a la necesidad del trasvase del Ebro por
una cuestión de solidaridad . Apelar a la solidaridad conlleva
reacciones emocionales intensas, ya que implica ayudar al desfavorecido,
un valor que teóricamente es necesario que prevalezca para evitarse
conflictos sociales. Cuando, además se acompaña de informaciones
que ponen de manifiesto las penurias que acontecen a los perjudicados,
esta reacción se convierte en un importante factor de persuasión.
Así, en este caso se apela a la solidaridad, al tiempo que se
presenta con numerosos detalles abundante información sobre los
efectos desastrosos de la sequía en las zonas receptoras del
trasvase. 4.6. Argumentum ad verecundiam (apelación a la autoridad) El Gobierno ha señalado en numerosas ocasiones que ha apelado a la opinión de expertos para justificar la bondad del PHN, tales como miembros del Consejo Nacional del Agua, Comunidades Autónomas, asociaciones de regantes, etc. Se trata de una falacia conocida como argumentum ad verecundiam, o falacia de autoridad, que consiste en basar su argumentación en la opinión de personas de cierto reconocimiento para justificar unas conclusiones que son falsas. Para que la opinión de alguien que tiene reconocimiento social sea válida y no se incurra en la falacia de apelación a la autoridad hay que tener en cuenta varios requisitos que deben cumplir aquellos a quienes se recurre y que básicamente podemos reunir en tres puntos: a)
que se trate de personas de reconocido prestigio profesional o científico
en la materia que están informando Aunque
no sea un requisito imprescindible, debemos intentar contar con la opinión
de varios expertos antes de aceptar las conclusiones. 5. Referencias bibliográficas Chóliz, M. (2001): El lenguaje y las mentiras de la propaganda, Valencia, Promolibro. Capaldi, N. (2000): The art of deception, Ney York, Prometeus Books. Durandin, (1993): L'information, la désinformation et la réalité, Paris, Presses Universitaires de France. Durandin, (1982): Les mensonges en propagande et en publicité, Paris, Presses Universitaires de France. Plantin, Ch. (2001): La argumentación, Barcelona, Ariel. vuelta
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