EL PLAN HYDROLOGICO NACIONAL ESPANOL

 

  • "SALVEMOS EL DELTA DEL EBRO"
 

El PHN español y el rechazo social al trasvase del agua del Ebro
(documento preparado por la "Plataforma per la Defensa de l'Ebre")
Febrero 2002

  • 1. EL PHN y la gestión hidrológica en España
    (de Susanna Abella)
  • 2. Efectos generales del PHN
    (de Susanna Abella)
  • 3. Repercusiones del PHN en las zonas cedentes
    - 3.1. El Delta del Ebro
    (de Jesus Sorribes)
    -
    3.2. Los pantanos en el Pirineo español
    (de Susanna Abella)
  • 4. Repercusiones en los territorios receptores
    (de Susanna Abella and Silvia Panisello)
  • 5. La calidad actual del agua del Ebro
    (de Jose Lluis Naredo)
  • 6. Análisis económico del trasvase del Ebro
    (de Pedro Arrojo)
  • 7. El movimiento social de oposición al trasvase del Ebro
    (de Jesus Sorribes)


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1. El PHN Y LA GESTIÓN HIDROLÓGICA EN ESPAÑA

El Plan Hidrológico Nacional español es un texto legislativo que incluye 863 infraestructuras de muy diversa índole como grandes presas y trasvases, encauzamientos de ríos y otras actuaciones. El principal bloque del PHN establece la creación de una gran transferencia entre cuencas de 1.050 Hm3/año, desde el Ebro hasta las siguientes zonas: Cataluña (190 Hm3), Comunidad Valenciana (315 Hm3), Murcia (450 Hm3) y Almería (95 Hm3), junto con la construcción de grandes embalses en la Cuenca del Ebro para regular su caudal.
El coste del PHN está estimado en 23.500 millones de euros, de los cuales el Estado español espera que la Comunidad europea pague un 30% (7.863 millones de euros) mediante Fondos Estructurales y Fondos de Cohesión.
España, como el resto de países mediterráneos, se caracteriza por la escasez de recursos hídricos. La gestión y planificación se ha caracterizado desde hace décadas en un modelo basado en la creación de nuevos regadíos y la ejecución de grandes obres hidráulicas, como embalses y trasvases, siempre subvencionados por el Estado. En los años cincuenta esta política podía estar justificada por la realidad social y económica del Estado español, ahora, en los momentos actuales, las necesidades son muy diferentes desde todos los puntos de vista.
Un Plan Hidrológico es una necesidad, mucho más en un país con escasez de recursos como el Estado español, sin embargo una planificación nunca ha de ser tendenciosa, ni anacrónica, no ha de ser una planificación de economía de obra que sólo favorece la especulación con unos intereses políticos y económicos muy concretos, ha de ser una planificación de recursos que mejore las condiciones de todos, ha de ser un apuesta de futuro, no de pasado.

Un Plan Hidrológico tendría que analizar de manera objetiva los recursos existentes (oferta) y planificar los usos futuros (demanda), bajo un criterio de sostenibilidad, que no genere nuevos impactos sociales y medioambientales, por esto es necesario conocer cuales son los recursos actuales y las necesidades reales.
El Plan se centra, básicamente, en justificar las condiciones en que podrían realizarse los trasvases de agua entre cuencas, especialmente, el trasvase del Ebro hacia el Litoral Levantino y Barcelona (1.000-200 Km), basándose en el supuesto "déficit hídrico estructual" que dicen que sufre el Levante español y el supuesto excedente de la Cuenca del Ebro. En ningún momento se analiza cómo se ha llegado a este déficit ni cómo se podría solucionar sin hipotecar el futuro de otras cuencas, el resto de problemas hídricos que hay en el Estado español, no se analizan ni se estudian, únicamente se hace un listado de obras ( declaración de intenciones) sin justificación de ningún tipo.
El rechazo social que se hace al PHN, básicamente es el rechazo al trasvase del Ebro y a los grandes embalses de la Cuenca que servirán de reserva del agua a trasvasar. Este rechazo social se fundamenta en los argumentos técnicos aportados por la comunidad científica española y se reafirma en la carencia de diálogo que ha habido desde la publicación del ante-proyecto, el 5 de septiembre del 2001. La carencia de diálogo ha llegado a extremos como el de esconder todos los informes que el propio ministerio había solicitado porque su valoración era negativa. Otros informes independientes como los de la Convención Ramsar sobre zonas húmedas también han sido negativos al PHN y también han sido escondidos durante meses tras la aprobación de este Plan, a pesar de que las administraciones central y autonómicas las conocían.

2. EFECTOS GENERALES DEL PHN

Para empezar pretende construir obras faraónicas de dudosa viabilidad económica, social y medioambiental como son un centenar de nuevos embalses entre todas las cuencas españolas, los trasvases de agua entre cuencas diferentes, especialmente el trasvase del Ebro-Júcar-Segura (1.000 Km) y Ebro-Barcelona (200 Km) y otras infraestructuras como encauzamientos de ríos, reforestaciones, nuevos regadíos, mejoras en el abastecimiento, saneamiento y depuración , muchas de ellas ya deberían de estar hechas independientemente del PHN, en el cumplimiento de otras normativas europeas ya existentes y que actualmente el Estado español está vulnerando. Aún así únicamente están enunciadas. Como muchas de estas obras no están ni descritas, ni analizadas económicamente, ni justificadas, su ejecución es más que dudosa.

Con el gran trasvase del Ebro (1.050 Hm3/año; 15 % caudal media de la última década) se conseguirá fomentar, aun más, el desequilibrio territorial entre las zonas de interior, básicamente medio rural, y las de litoral, medio urbano y de agricultura especulativa, poco respetuosa con la planificación hidrológica y la buena gestión de los recursos. Todo esto a precios subvencionados entre el Estado o la Comunidad Europea que servirán para abaratar los costes de construcción.

La escasez de agua, el empeoramiento en la calidad de la misma y la manipulación del medio por parte del hombre, fomentan el deterioro de ríos, lagos, deltas, zonas húmedas, bosques de ribera, montes, debido a la extracción desmedida de este recurso, con lo que no sólo no soluciona los problemas actuales, sino que generará otros nuevos. Las grandes obras afectan zonas ZEPA, LIC, NATURA 2000 y RAMSAR. Además vulnera las Directivas de Hábitats (92/43/CEE) y de Aves (79/409/CEE) y la Directiva Marco de Aguas (2000/60 CE).

Por otro lado el análisis de recursos hídricos del Ebro es incorrecto puesto que sobrevalora el caudal del Ebro y no tiene en cuenta la disminución de recursos debido al efecto del cambio climático. En las últimas décadas la disminución de caudal, debido al incremento de usos en la Cuenca y a la proliferación de grandes embalses, ha sido espectacular, con una reducción aproximada del 50 %.
Años 60: 16.842 Hm3/año
Años 70: 14.071 Hm3/año
Años 80: 9.502 Hm3/año
Años 90: 8.235 Hm3/año

3. REPERCUSIONES DEL PHN EN LAS ZONAS CEDENTES

Múltiples son las repercusiones negativas que el PHN comportaría, si se llegase a hacer, en el río Ebro: especialmente en el Delta -poniendo en peligro su supervivencia- y en la parte alta de su cuenca, pero también sobre las aves, la vegetación o el patrimonio cultural (camino de Santiago). Analizaremos ahora los dos primeros aspectos:

3.1 EL DELTA DEL EBRO

Hay una conciencia, cada vez está más extendida por toda Europa, de que es necesario preservar los espacios naturales, porque son patrimonio de toda la humanidad y se han de conservar para las generaciones actuales y futuras. Esta misma conciencia está calando con fuerza entre los habitantes del tramo final del Ebro, para los que proteger el delta significa mantener un medio natural que, a pesar de la fuerte transformación humana que ha experimentado, todavía presenta unos valores excepcionales en el conjunto del patrimonio natural, tanto de España como de Europa. Es el segundo hábitat acuático más importante del Mediterráneo occidental, después de la Camarga francesa, y el segundo de la península Ibérica, después de Doñana.

La importancia internacional del delta se puso de relieve ya en el año 1962 cuando la UNESCO lo incluyó en la lista de las zonas húmedas euroafricanas de interés internacional, como categoría A, es decir, de prioridad urgente. Posteriormente, el convenio Ramsar, el 1971, y el Estado español, el año 1982, lo declararon zona húmeda de importancia internacional. La Unión Europea también lo declaró zona de especial protección para aves (ZEPA) el año 1979 y ha sido propuesta como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) en el contexto de la Red Natura 2000. Además el Consejo de Europa lo ha declarado zona de importancia europea por su vegetación halófila, con un total de 77 especies protegidas, 8 de las cuales son plantas y el resto forma parte de la fauna vertebrada.

Estos reconocimientos internacionales y la urgencia de garantizar la conservación del Delta como valioso patrimonio natural condujeron, el 1983, a la creación del Parque Natural del Delta del Ebro por parte de la Generalitat de Catalunya (el gobierno regional), para poder preservar sus ecosistemas, que acogen gran cantidad de especies vegetales y animales, de estas últimas unas viven todo el año y otras son estacionales. Sólo de aves se han contabilizado más de 350 especies.

Entre las repercusiones que puede tener el PHN y el travase del Ebro en las comarcas situadas en el tramo final del río, hay una de principal que es sobre el Delta.

El Delta del Ebro es obra del río. Estudios sedimentológicos, históricos y cartográficos señalan que en época romana -y durante mucho tiempo después- no había delta, sino que el río en su desembocadura formaba una especie de estuario. El gran crecimiento del delta se produce a partir de la Edad Media como consecuencia de la drástica disminución de la masa forestal a lo largo de la cuenca (puesta en cultivo de nuevas tierras, incendios, talas masivas para obtener madera para barcos y edificios) que deja sin protección el suelo más superficial, una parte del cual es arrastrado por las lluvias, transportado por el río y depositado en la desembocadura cuando la corriente fluvial pierde fuerza al ser frenada por el mar.

El delta del Ebro tiene actualmente tres problemas muy importantes: regresión (retroceso del frente deltaico), subsidencia (hundimiento del delta por compactación de su superficie) y salinización (penetración, río arriba, de una cuña de agua salada).

1) La regresión del frente deltaico ha sido la consecuencia más inmediata de la construcción de los pantanos. Construidos para producir electricidad, retener agua para el riego y evitar las desastrosas crecidas que se producían, han tenido como consecuencia que los sedimentos se hayan ido depositando en el fondo. Los especialistas dicen que ahora solamente baja alrededor de un 1% de los sedimentos que arrastraba el río hace un centenar de años. Desde la construcción de los pantanos, la regresión del frente deltaico ha sido constante, con retrocesos excepcionales de unos 100 m en años determinados. Parte de estos sedimentos se han ido depositando en otros lugares, especialmente en la parte norte, pero las pérdidas globales parecen evidentes y probablemente se intensificarán en el futuro. Ya en la actualidad la fragilidad y la inestabilidad de la línea de costa del delta se ha incrementado significativamente, como lo demuestran los estragos que provocan los temporales de levante.

2) La subsidencia, o hundimiento de la llanura deltaica, se produce por la compactación natural de los sedimentos, que está provocada por su propio peso y por las actividades humanas, principalmente agrícolas, que allí tienen lugar. Se calcula que el nivel del delta con relación al mar se va reduciendo del orden de los 3 mm anuales. El hecho que no lleguen sedimentos impide compensar este hundimiento, el cual, unido a la subida secular del mar puede hacer que una proporción creciente del delta quede por debajo del nivel del mar.

3) La penetración de la cuña de agua salada es consecuencia directa de la disminución de caudales y de la fuerza con la que éstos llegan al mar. Esta reducción del agua que llega a la desembocadura se ha producido por el incremento de los aprovechamientos (agrícolas, urbanos, industriales, energéticos) que se ha dado en las últimas décadas. La cuña salina ya llega hasta Amposta -situada a unos 25 km de la desembocadura- y, en épocas en que el río lleva poca agua, hasta más arriba.


3.2 LOS PANTANOS EN EL PIRINEO ESPAÑOL

El Plan Hidrológico prevé la construcción de un centenar de embalses repartidos entre todas las cuencas hidrográficas españolas y con diversidad de usos, agrícolas, abastecimiento urbano, hidroeléctrico...
En el caso de la Cuenca del Ebro la capacidad embalsadora actual es de 6.500 hm3 ( un 40% de la aportación natural 17.000 hm3/año), más dos embalses ya construidos: Itoiz y Rialp (en fase de llenado). Se prevé el incremento de capacidad hasta 9.850 hm3 (58 % de la aportación natural) con la construcción de nueve grandes embalses y multitud de pequeñas presas de regulación, entre los que destacan los embalses de Biscarrués, Santaliestra, Jánovas, Loteta y el recrecimiento de Yesa.
Sin embargo, en la realidad en el periodo 1988-89 hasta el 2000-01, la cantidad media de agua retenida ha sido de 4.381 hm3, muy lejos de los incrementos de caudal que plantea el PHN.
Este incremento en la capacidad de regulación está ligado directamente con el trasvase de 1.050 hm3/año previstos por el PHN, ya que aquí se almacenará el agua.
En el último siglo unas 4.000 personas han sido desalojadas de sus casas y 30 pueblos han quedado despoblados e inundados. Se han inundado 9.000 Ha. productivas de los valles más importantes del Pirineo. Los nuevos embalses incrementarán aún más estos efectos en la población, aumentando la desplobación de la montaña y el desequilibrio territorial entre el mundo rural y el mundo urbano.
La modificación del régimen natural de los grandes ríos pirenaicos afectará, aún más, al funcionamiento global de la Cuenca. La destrucción de decenas de kilómetros de bosques de ribera en ser inundados, hace que pierda su facultad de controlar las avenidas, su capacidad de purificar el agua circulante, falte biodiversidad, y que los ríos se deshumanicen y pierdan sus usos sociales como lugares de baño, contemplación y de ocio.
La "artificialización" del régimen natural afectará, aún más, al ecosistema acuático, al depender el flujo circulante del desembalse modificado por las necesidades de las hidroeléctricas. Se intensificarán los periodos de estiaje ocasionando mortandades de peces que quedan aislados en pozas e incrementándose los niveles de contaminantes. Las crecidas artificiales al inicio del verano repercutirán negativamente en la brotación de la vegetación de ribera y, por consiguiente, en la nidificación de las aves acuáticas. La expulsión de grandes cantidades de sedimento en las operaciones de limpieza de los embalses también tiene graves consecuencias para la fauna piscícola, y la calidad del agua, etc. En el caso de los embalses hidroeléctricos el descenso en la temperatura del agua que provocan los entubamientos es también causa de simplificación y empobrecimiento de las comunidades piscícolas, especialmente de las truchas, que se sitúan en la parte superior de la cadena trófica. También la producción vegetal, la diversidad y la calidad del agua se verán mermadas.
Se inundarán una docena de cañones, foces y congostos de gran relevancia por su alta biodiversidad, valor paisajístico y capacidad de depuración de las aguas.
La experiencia enseña que la construcción de grandes embalses hace que extensas superficies en el entorno de los vasos de los embalses sean abandonadas o cambien de uso, alterándose el equilibrio ecológico en el que se encuentran. Las zonas más frágiles con terrenos arcillosos y margosos, sufren importantes pérdidas de suelo por erosión, perdiéndose productividad, a la vez que estos sedimentos contribuyen a la colmatación de los propios embalses.
Por si todo esto no fuera suficiente, algunos de los embalses previstos en el PHN afectan a la memoria histórica y cultural de España ya que inundan una parte importante del Camino de Santiago a su paso por Aragón, declarado hace unos años patrimonio de la UNESCO, así como pueblos con monumentos catalogados de interés.


4. REPERCUSIONES EN LA CUENCA RECEPTORA

Existe una dudosa gestión hídrica en la zona del Levante español, especialmente Murcia (cuenca del río Segura), ya que cada administración (Administración autonómica, Confederación, Ministerio) proporciona datos diferentes en cuanto a recursos y demanda. Los datos del Instituto Nacional de Estadística hablan de 67 Hm3/año de consumo urbano, mientras que el Plan de Cuenca habla de 128 Hm3/año para la misma población (91% de diferencia), y esta última es la cifra aceptada por el PHN como consumo actual. Lo mismo pasa con los datos del consumo agrario.
Este consumo desproporcionado de agua crea problemas medioambientales debido a un incremento insostenible en la demanda de los recursos hídricos: se pasa de los 803 Hm3/año de recursos naturales a los 2.000 Hm3/año de demanda (137% superior). Ya se dispone del trasvase Tajo-Segura de 400 Hm3/año hecho hace 20 años que, lejos de solucionar los problemas hídricos existentes en su momento, aún potenció más la especulación de terrenos y recursos hídricos. Este trasvase debía ser para las 90.000 Ha de regadios existentes y 50.000 Ha de nuevos regadíos pero en la actualidad esta cifra ronda las 200.000 Ha. Es decir, un 40% más de la superficie prevista. El río Segura, sólo llega a desembocar en el mar un 4% (1 m3/s) de su volumen total. La fauna piscícola de la cuenca receptora se ha visto afectada por la introducción de nuevas especies que se han adaptado y han desplazado a las especies autóctonas. Se ha perdido la biodiversidad en la flora local al modificarse los ecosistemas para convertir zonas casi desérticas, características del lugar, en regadíos.
La llegada de agua de otras cuencas instiga problemas sociales que fomentan el desequilibrio social y especulación entre la agricultura tradicional de las Vegas de los rios y ramblas y los grandes grupos empresariales. Los grandes especuladores del agua se encuentran en el campo de Cartagena y de Alicante, mientras que los payeses de la Vega Tradicional tienen que mendigar agua de un río altamente degradado. Aparecen rotaciones ilegales por doquier que la Administración de la Cuenca y de la Comunidad permiten con total impunidad, ignorando las denuncias de SEPRONA, grupos ecologistas y otras entidades locales. Algunas de estas roturaciones ilegales se han producido en zonas boscosas las cuales, después de un incendio, se han aprovechado de la ayudas comunitarias para su reforestación. Dicha reforestación se ha realizado incorrectamente, transformándose en zona de regadío; de forma que una zona reforestada puede acabar siendo un campo de lechugas. Estas vastas plantaciones precisan de grandes cantidades de personal y se suele recurrir a la mano de obra ilegal, a menudo inmigrantes sin papeles, que potencia los fenómenos de racismo y xenofobia, casos como los de El Ejido y Torre Pacheco son un ejemplo. Se propicia la sobreproducción de productos agrícolas que únicamente favorecen a los grandes grupos comerciales ya que estos pueden aprovecharse de las ayudas comunitarias para destruir la sobreproducción desequilibrando los mercados. Con la aprobación del PHN el 85% de los pozos de la región murciana (13.500), han sido legalizados para poder entrar en el repartimiento del trasvase del Ebro. Hasta el 26 de octubre del 2001 estos pozos no estaban registrados en ningún lugar, lo cual demuestra una falta de control en la gestión del agua.
Es una comunidad altamente preocupada por la gestión hídrica pero que hasta hace muy poco no velaba por hacer cumplir las normativas que afectan a la gestión de aguas residuales, nitratos y otros. Según el Plan de Cuenca hay elevadas pérdidas en la red de distribución urbana; se calcula que se pierde un tercio del total (42 Hm3/año). Existe una clara sobreexplotación de los acuíferos naturales. Se usa seis veces más agua de la que los acuíferos pueden regenerar de forma natural, con lo cual éstos se hallan salinizados. La agricultura intensiva también ha ayudado a degradar los acuíferos por las altas concentraciones de nitratos y otros productos residuales por el uso indiscriminado de abonos, pesticidas y fungicidas. Incoherentemente, se están utilizando los pozos de sequía para regar, cuando éstos deberían ser exclusivamente para uso de boca. Algunas industrias aún echan vertidos a los ríos impunemente, haciendo que las pocas plantas depuradoras que hay no funcionen correctamente.
El gobierno del PP descatalogó 20.000 ha de terreno virgen en zonas de alto valor ecológico cercanos a la costa fomentando así la especulación urbanística y el turismo. Por último sólo destacar la proliferación de campos de golf y de turismo de ocio de alto consumo de recursos hídricos.


5. LA CALIDAD ACTUAL DEL AGUA DEL EBRO

La política hidráulica en vigor mantiene la idea falsa de que la solución del problema del agua en España pasa por enderezar el desequilibrio entre la abundancia de la España húmeda y escasez de la seca. Sin embargo, por razones técnico-económicas, las grandes operaciones de trasvase no se plantean desde la verdadera España húmeda, sino desde cuencas que están sometidas también al clima mediterráneo y que son naturalmente deficitarias. Esto denota que los trasvases propuestos tienen, por lo común,
dimensiones socioeconómicas y no sólo técnicas: no se trata de resolver el problema técnico de llevar agua de un territorio naturalmente excedente a otro deficitario, sino de discutir la conveniencia de utilizar un recurso deficitario en un territorio o en otro.

La promoción de obras hidráulicas genera exigencias que resultan cada vez más difíciles de colmar, como es la avidez sin límite de extender el regadío y los asentamientos poblacionales o industriales por territorios áridos, con la consiguiente revalorización de terrenos. Creemos que hay que cambiar con decisión las reglas del juego económico para hacer practicable el paso desde la economía de la obra hacia la economía del recurso, más acorde con los intereses de la mayoría.

El trasvase del Ebro, proyecto estrella del PHN, es un fiasco
técnico-económico y ecológico. La alternativa más realista debe encaminarse hacia un cambio en el marco institucional que favorezca el ahorro del agua y una mejor gestión de la misma

El razonamiento que justifica el proyecto de trasvasar más de 1000 Hm3 desde la cuenca baja del Ebro hacia puntos más meridionales del litoral mediterráneo, discute las trazas de los canales como si de carreteras se tratara, ignorando no sólo si es razonable su destino, sino la calidad del agua a trasvasar. No merece la pena analizar la oportunidad de los destinos, cuando una obra de ese porte incumple la que tendría que ser su primera primera razón de ser: trasvasar agua de buena calidad.

Al mencionado desequilibrio en cantidad que separa la España húmeda de la seca se añade otro no menos importante en la calidad natural del agua disponible. Porque la mala calidad de las aguas suele acompañar a la poca cantidad, observándose un gradiente de deterioro de la calidad natural del agua a medida que su cantidad disminuye desde el norte húmedo hacia el sureste árido. Todas las cuencas hidrográficas presentan un déficit natural de agua de calidad, con la excepción de las del Norte y Galicia.

La cuenca del Ebro ha tenido desde siempre problemas de mala calidad natural de las aguas debido a la abundante presencia de sales en todo su curso medio y bajo, que se acentúa con el aumento de los usos consuntivos operado a lo largo de la misma. Los vertidos agrarios y urbanos empeoran esta precaria situación haciendo que, en la zona en la que se prevé la toma de aguas del trasvase, los parámetros exceden en más de un 5% los límites considerados en la normativa de aguas prepotables, como se reconoce
en la memoria Ambiental del propio Plan Hidrológico. A ello se añaden, no lo olvidemos, los riesgos asociados a la central nuclear de Ascó. Todo lo cual plantearía la necesidad de someter el agua trasvasada a procesos de depuración y desalación cuyas dificultades y costes, ignorados en el proyecto, no podemos detallar aquí.

La muestra del contenido en sales del agua del Ebro durante la pasada década en dos estaciones de aforo entre las que pretende tomar aguas el trasvase (la de Mequinenza y la de Tortosa), evidencian un agua de mala calidad, que incumple la exigencia de prepotabilidad y sólo sirve para riego con limitaciones en los rendimientos, los cultivos y las prácticas de drenaje para evitar la salinización de los suelos. Es evidente que el agua trasvasada reclamaría tratamientos de desalación y potabilización que no han sido
considerados al declarar este proyecto. También hay que tener en cuenta que las grandiosas infraestructuras de trasvase proyectadas reclaman además importantes bombeos, con una exigencia de 3 kWh/m3. La propia desalación del agua del mar a penas requeriría hoy 4 kWh/m3, pudiendo rebajarse esta exigencia en el futuro con mejoras técnicas, y su coste monetario-sin subvención- quedaría por debajo del atribuible al trasvase en un cálculo desinteresado y realista.


Hemos visto que la simple consideración de una dimensión más, la calidad,
hace que el proyecto propuesto pase a ser una necedad, al ser la peor opción en todos los aspectos. El fiasco técnico-económico-ecológico del proyecto estrella del PHN 2000, evidencia el agotamiento que acusa la política de promoción de obras hidráulicas de oferta en vigor. Este proyecto tenía más sentido hace un siglo cuando empezó a tomar cuerpo esta política, cuando el río Ebro llevaba el doble de caudal, con mejor calidad y menor salinidad, que ahora. Sin embargo, a medida que los usos consuntivos y contaminantes fueron aumentando junto con las obras en toda la cuenca, el caudal y la calidad de las aguas fueron disminuyendo (y la salinidad aumentando) hasta llegar a la presente situación. El empeño de acometer esta grandiosa obra llega, pues, con
retraso, pero se sigue planteando como si nada hubiera cambiado, como si los
coeficientes de escorrentía, las aportaciones de las cuencas y la calidad de
sus aguas permanecieran invariables, inmunes a las múltiples intervenciones
humanas sobre el territorio.

A la vista de lo anterior, concluiremos diciendo que hay dos opciones de cara al futuro en la gestión del agua en España. Una opción es más económica, más sostenible, pero políticamente más laboriosa. La otra es más despilfarradora, más insostenible, pero políticamente fácil de implementar: basta con mantener el status quo y ampliar el negocio de las empresas de obras públicas, de producción y venta de agua y de los concesionarios de nuevos caudales. (Naredo)


6. ANÁLISIS ECONÓMICO DEL TRASVASE DEL EBRO

El balance económico Coste-Beneficio de los trasvases del Ebro resulta negativo, contradiciendo los criterios de racionalidad económica exigidos por la Directiva Marco de Aguas. La memoria económica justificativa de los trasvases del Ebro adolece de graves errores que implican tergiversaciones metodológicas y conceptuales injustificables que quedan fuera del amplio margen del debate científico-técnico, ya que quiebran el rigor del análisis económico coste-beneficio con el claro objetivo de obtener balances positivos preconcebidos. Resumiremos en los siguientes puntos los principales errores del análisis presentado por el Gobierno Español:

a) Presupuestos inmaduros sesgados a la baja. Así se ha comprobado (contra lo dicho en el memorandum del PP) en el concurso público del primer tramo de trasvase Jucar-Vinalopó, suspendido recientemente al recibirse ofertas de las empresas por encima del presupuesto planteado en más del 100%. Otro ejemplo, la presa de Itoiz, una pieza clave del PHN ya construida, ha supuesto en su ejecución desviaciones presupuestarias del 100%.

b) Periodos de amortización excesivos. Asignar a todas las inversiones un periodo de amortización de 50 años, siendo asumible para grandes embalses o canales, es inaceptable para buena parte de las infraestructuras previstas (25% de las inversiones), como estaciones de bombeo, balsas etc, cuyos plazos de amortización no deben superar los 15 o 20 años.

c) Infravaloración de los costes energéticos de bombeo y sobre valoración de la energía producible por turbinación. Se introduce un fraude metodológico en el capítulo energético al sustituir el pertinente análisis económico por un análisis financiero. El resultado es que la energía consumida se valora a la mitad de precio que la energía generada (0,03 Euros/Kwh frente a 0,07 Euros/Kwh). Por otra parte se elude considerar seriamente el crecimiento esperable de los costes energéticos en los 50 próximos años.

d) Error conceptual al usar como beneficio agrario el valor añadido neto. Este procedimiento, que puede mostrarse de utilidad para determinados fines, no lo es , en este caso, en el que se analiza una inversión pública para el desarrollo de actividades privadas intensivas en capital y cuyo objetivo no puede ser otro que el de la maximización de beneficios empresariales. Por medio de este error se inflan notablemente los beneficios, al considerar como tales, costes laborales y de capital. Ello lleva a estimar el beneficio neto generado en media por el regadío mediterráneo en 0,72 Euros/m3, mientras que el propio plan reconoce la disponibilidad al pago en esos regadíos en medias que oscilan tan sólo entre 0,12 y 0,18 Euros/m3. El hecho de que los libres mercados de aguas subterráneas establezcan hoy precios medios que no suelen superar los 0,18 Euros/m3 ratifica este inflado de beneficios agrarios.

e) No se contabilizan costes de regulación. Según el Plan, la regulación de caudales debería realizarse desde el embalse de Mequinenza, que es privado (de la empresa hidroeléctrica ENHER). Sin embargo en los cálculos no aparece ni 1 Euro en concepto de expropiación o indemnización a dicha empresa. Sirva como referencia, en el trasvase Júcar-Vinalopó, la exigencia pública de la empresa Iberdrola de 6 millones de Euros/año por la presa de Cortes, que regula tan sólo 100 hm3/año, la décima parte del trasvase previsto en el Ebro.

f) No se contabilizan costes de depuración de los caudales del bajo Ebro caracterizados como de mala calidad. Tal caracterización, realizada oficialmente en el propio Plan de la Cuenca del Ebro (altos niveles de salinidad), impiden considerar esas aguas como potabilizables, lo que exigiría importantes costes, especialmente para usos urbanos. No se contempla por otro lado el deterioro de calidad que en esas aguas trasvasables inducirán las detracciones y retornos contaminados de los cientos de miles de nuevas hectáreas de regadío previstas en la Cenca del Ebro por el PHN.

g) Se sobreestima el valor de los caudales urbanos. El error consiste en falsear la aplicación del concepto de valor de oportunidad, al considerar la desalación de aguas de mar (sobrevalorada a 0,81Euros/m3) como la alternativa más barata para eventuales necesidades urbanas, en lugar de usar el valor de oportunidad de los caudales agrarios (a lo sumo 0,18 Euros/m3 como media en los mercados de aguas privadas en Murcia) como alternativa más económica. La simple rectificación de este concepto lleva ya a un balance global económico negativo.


No se cumplirá el principio de Recuperación Integra de Costes.
Se elude hacer una valoración modular de costes en cada tramo, ofreciéndose un coste medio de 0,32 Euros/m3 (infravalorado, por las razones explicadas), que oculta el coste asignable a cada tramo. Tal coste, que desde los propios cálculos del Gobierno, subiría por encima de 0,60 Euros/m3 para Almería o Murcia, tendría costes reales desde cálculos rigurosos no menos de 1 Euro/m3, lo que contrasta con una disposición al pago media inferior a 0,20 Euros/m3, según indican los mercados actuales de aguas privadas, que suben hasta 0,33 en zonas como Almería. Hoy la desalación de aguas marinas cuesta en torno a 0,50 Euros/m3 y ofrecería aguas de muy superior calidad a la de los trasvases. (Arrojo)

7. EL MOVIMIENTO SOCIAL DE OPOSICIÓN AL TRASVASE DEL EBRO

El rechazo al PHN ha generado en las Tierras del Ebro un movimiento social de amplia base popular en el que participan gentes de toda clase, edad, condición e ideología. Asociaciones empresariales y de comerciantes, cooperativas agrarias, sindicatos, colegios profesionales, etc. han mostrado ya su repulsa al PHN. Agricultores, pescadores, estudiantes, personas de la tercera edad, funcionarios, asociaciones de vecinos, entidades culturales y un amplio espectro social se han manifestado por España y Europa contra este proyecto que ha sido totalmente rechazado por la mayor parte de los habitantes directamente afectados. Todas las movilizaciones y actos de protesta han sido un éxito por la masiva asistencia de gente, no sólo las que se han hecho en las comarcas del Ebro (Amposta, Tortosa, Móra de Ebro), sino también fuera: Zaragoza (noviembre 2000), Barcelona (febrero 2001), Madrid (marzo 2001) y Bruselas (septiembre 2001).

Hay que destacar la significativa participación de mujeres, no sólo en las manifestaciones sino especialmente en las actividades paralelas de apoyo y de recaudación de dinero (punto de venta permanente en el mercado municipal, taberna en las fiestas...), lo que le da al movimiento una amplitud, popularidad y aceptación social importantes, así como continuidad. Los jóvenes también han participado activamente, a pesar de que lo han hecho de forma más irregular. Es una reivindicación que refuerza su ecologismo. Están convencidos que luchan por su propio futuro, ya que intuyen que con el trasvase desaparecen, todavía más, las expectativas de poder trabajar en su tierra, ya escasas en la actualidad. Es como si se acentuase su toma de conciencia de que las posibilidades de desarrollo económico de las Tierras del Ebro están ligadas al agua del río y que si se la llevan sus oportunidades de encontrar trabajo en el futuro disminuirán, porque el crecimiento económico se dará en las zonas que reciban el agua, como ya ha pasado con el minitrasvase a Tarragona, que, después de diez años de funcionamiento, ha tenido como consecuencia un gran crecimiento demográfico, urbanístico, industrial y turístico en las comarcas del norte de la provincia, que son las zonas que están recibiendo el agua, mientras que las Tierras del Ebro, que son las que la están cediendo, se han quedado igual y, en algunos aspectos, comparativamente peor.

La oposición al PHN desembocó en la constitución, el septiembre de 2000, de la Plataforma para la Defensa del Ebro (PDE) a la que se han ido adhiriendo decenas de entidades cívicas, culturales, deportivas, económicas, etc. de diferentes pueblos y ciudades de las Tierras del Ebro (las comarcas del tramo final del río, donde está situado el delta que lleva su nombre) y decenas de miles de personas. La PDE no es una organización, es un movimiento social muy flexible y dinámico. La PDE no está constituida legalmente, no tiene sede social, no tiene afiliados, no se pagan cuotas, no tiene personas liberadas que cobren un sueldo; en lugar de cargos electos tiene portavoces. Todo ello hace que cualquier persona que esté en contra del PHN y del trasvase, que participe en las manifestaciones o en los actos de protesta, sea "de la Plataforma".

La PDE es un movimiento asambleario, en el que las acciones a realizar se deciden en asamblea de ciudadanos. Hay numerosas plataformas locales que son las que hacen el trabajo de difusión y llevan a cabo acciones a nivel de municipio. Los representantes de las plataformas locales se reúnen en la plataforma intercomarcal, que es la que analiza los temas y propone actuaciones a seguir; como las anteriores, también tiene un funcionamiento asambleario. Las grandes líneas de actuación son sometidas a la discusión y aprobación de la asamblea general, a la que acuden todos los ciudadanos de las Tierras del Ebro que lo desean.

Para debatir los temas y las acciones que afectan a todo el territorio del Ebro, se constituyó la plataforma de cuenca que agrupa a todas las organizaciones que se oponen al PHN a lo largo de todo curso del Ebro.

Aparte de las manifestaciones realizadas en territorio español, la acción más emblemática que el movimiento contrario al PHN ha hecho hasta ahora ha sido la marcha azul, que comenzó el 10 de agosto en el delta del Ebro. Recorrió casi todo el curso del río, atravesó Francia (Pau - Toulouse - París) y después de pasar por Colonia y Maastricht llegó a Bruselas donde tuvo lugar la gran manifestación del día 9 de septiembre, donde 15.000 personas venidas de toda la cuenca del Ebro, bajo una intensa lluvia, pidieron que la Unión Europea no apruebe ayudas para financiar las obras del PHN que promueve el gobierno español. Se ha dicho que ha sido la mayor manifestación que ha tenido lugar en la capital comunitaria de personas llegadas de otro país. Y ha sido la primera que se ha hecho bajo el lema Por una nueva cultura del agua.

Recientemente, la prestigiosa organización ecologista Greenpeace, ha decidido incluir entre sus acciones prioritarias la oposición al PHN del gobierno español y al trasvase del Ebro por las amenazas que representan para los ecosistemas fluviales y del delta. Su buque insignia, el Rainbow Warrior, atracó en el puerto de Sant Carles de la Ràpita el pasado 5 de febrero. Tres lanchas neumáticas trasladaron río arriba a activistas de la organización que se descolgaron del puente colgante de Amposta con una pancarta que reproducía el mensaje : "Salvemos el Delta".

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